Había una vez… una niña inocente de 21 años que soñaba con
el amor verdadero. Hasta esas edad no había conocido a nadie que sintiera lo
mismo que ella y los que gustaban de ella no eran su tipo. Era una chica con la
vara un poco alta. Tenían que ser altos, mayores que ella, sensibles, si fuera
un profesional mejor, si usaba traje mejor, elocuente y blah blah blah. Un día
y, el menos pensado, conoce a un chico que no cumplía con ninguna de sus
pretensiones, pero ninguna. Apenas era más alto que ella sin tacos y tenía la
misma edad, pero cuando se dio cuenta de todas esas cosas ella ya estaba
bailando con él con una gran sonrisa en los labios y ahí se dio cuenta de que
si había dejado atrás todas sus pretensiones era porque el muchacho en cuestión
le había gustado de verdad.
Por circunstancias que no vienen al caso, ella sabía que él
estaba saliendo con alguien y que no pasaría nada más que un baile esa noche.
Al día siguiente se enteró que no era tan así la situación y lo agregó a, en
ese momento de muy de moda, Facebook. Charla va charla viene, el chico la
invitó a salir y desde ese momento no se separaron más. Se veían todas las
semanas una vez en la semana y otra los findes. La relación empezó a ponerse
más seria y ella conoció a su familia. Luego se puso aún más seria y fueron de
viaje juntos y él conoció a la familia de ella. A los cinco meses de relación
ocurrió lo que ella más había esperado: él le pidió que fuera la novia. Su
mundo estaba en lo que dirían The Carpenters “Top of de world”. No paraba de
publicar gomadas en Facebook, etiquetarlo en pavadas, hablaban por, en ese
momento no tan conocido, Whats App todos los días y ella comenzó a quedarse a
dormir en su casa un día del fin de semana. Salía con él y los amigos a bailar,
pero empezó a dejar de un lado a sus amigos por que ella sentía que no la
apoyaban en su relación ¡Cómo podían ser tan egoístas en no ser felices de que
ella pasaba todos los fines de semana con su novio! (Grave error).
El tiempo pasó y el día en el fin de semana que se quedaba a
dormir se convirtió en todo el finde más quedarse a dormir también el día que
se veían en la semana. Cada vez veía menos a sus amigos, él si salía, salía con
ella también y la relación se hizo súper absorbente. Para ella estaba bien, qué
mejor que pasar todo el tiempo que pudiera con su amor, para él llegó un
momento que ya no estuvo tan bien. Sobre todo cuando se fue de vacaciones con
amigos y se dio cuenta de lo que extrañaba eso. Así, empezaron las salidas
solos. El tema era que ella ya no tenía muchos amigos, porque los había dejado de
lado al engancharse tanto en la relación, lo que ocasionaba que ella tuviera que
quedarse sola en la casa de él mientras
él salía (no vaya a ser que ella volviera a su casa, otro gran error de ella) o
que él se quedara con ella y no saliera.
Luego de una gran pelea media entre ellos, media con la
familia de él, ella dejó de ir todo el fin de semana y empezó a ir solo una
noche para que ambos tuvieran tiempo de hacer su vida. La relación siguió y
siguió avanzando entre épocas buenas, épocas malas, peleas, reconciliaciones,
hasta que ella empezó a sentir que ya nada era lo mismo. Sentía que él prefería
pasar tiempo más con sus amigos o con su música (porque él era músico) que con
ella. Ella iba con él cada vez que tocaba y volvían a altas horas de la noche.
Lo apoyaba en todos sus proyectos, pero por hacer esto veía que la relación se
estancaba mucho.
Un día cualquiera y por una pelea bastante boba, ella se
bajó del auto a tres cuadras de su casa y se volvió. Esperaba que él diera la
vuelta y la pasara a buscar. Caminó despacio para darle tiempo y cuando llegó
él no estaba. Lo esperó cinco minutos sabiendo que si subía a su casa tendría
que decirle a sus papás que se habían peleado y no quería pasar por eso. Lo
esperó diez minutos y él no apareció. No se hablaron ni esa noche ni los dos
días siguientes. Era la primera vez en todos esos años en que no arreglaban los
problemas antes de irse a dormir, ni que no se decían buenas noches. Ella cansada
al tercer día lo llamó y le preguntó qué le pasaba. Discutieron y ella tomó la
determinación de tomarse un tiempo. A la semana ella lo llamó y cortaron. Ambos
entendieron que ya no iba para más, que estaban agotados y que esa pelea boba
fue la gota que derramó el vaso. De todas formas, él le dijo si quería ir a la
casa ese sábado y terminar las cosas bien. Lo que ocurrió ese sábado fue el
error número 1: tuvieron sexo. Se juntaban a cortar y tuvieron sexo. Ella con
lágrimas en los ojos pensando en que esa sería la última vez que estaría con él
y él diciéndole que no llorara, que no estaban muertos. Y él tenía mucha razón
por que las siguientes semanas también se volvieron a ver y empezaron a salir…
otra vez. Pasaron dos meses y volvieron, pero a medias. Él no quería contarle a
sus amigos que habían vuelto y a ella eso no le cerraba mucho. Luego de un
extraño viaje de él a la costa que se suponía que iba solo, pero que
aparentemente no fue así ella le volvió a cortar. ¿Dejaron de hablar después de
eso? No… error número 2.
Ella se fue de vacaciones con una amiga ¡Y le trajo un
recuerdo! O sea… Cortaron por que la situación estaba liquidada, volvieron y él
se fue de viaje con otra mina y se lo negó a muerte lo que llegó a que
volvieran a cortar y encima le trae un regalo de su viaje… error número 3. Se
vieron dos veces más, pero como él la plantó un día que ella necesitaba su
ayuda por estar con sus amigos, ella le corto… esta ya es la tercera. Decidió
comenzar el psicólogo y eso le abrió un poco la mente. Salió con un chico con
el que no llegó a nada y al cabo de un mes él volvió a aparecer. Esta vez
empezaron a verse más. Estuvieron saliendo cinco meses sin compromiso. A él le
recontra cerraba, a ella no tanto, pero tenía esperanzas de que esta vez
volvieran a ser lo que eran… error número 4. De todas sus amigas el 90% le decía que lo que
estaba haciendo no estaba bien. Una palabra que sus amigas usaban mucho era “Soltá”.
Ella por una parte sabía que tenían razón, pero otra parte de ella quería creer
que todo podía cambiar. Un día en que ella le preguntó a él si la amaba, él le
dijo que no sabía, qué no pensaba en eso… y volvieron a cortar por cuarta vez.
Si a ustedes les está cansando la situación imaginensé a las
amigas de la chica. Ella empieza a hablar con un chico que parece todo lo que
ella estaba buscando pero ¡Adivinen! Si, él vuelve a aparecer y ella se da
cuenta que no puede darle a ese chico la relación seria que él quería si aún
está pensando en el otro así que deja una posible buena relación otra vez por
la figurita repetida que esta vez no dura más de tres semanas y vuelven a cortar…
por quinta vez (esta no sé si contarla por que duró muy poco). Está vez sí,
esta vez ella le pide que no le escriba salvo que sea muy necesario, que se
acabó. Él le escribe dos o tres veces en el mes y para decirle que él se portó
muy mal con ella. Sin entender mucho cómo, y sin dar muchas vueltas por que se
está haciendo largo, él le dice de ir de vacaciones juntos y ver de recomponer
la relación. Ella dudo como mucho dos días, aceptó, pero le propuso que si en
las vacaciones las cosas no iban bien no se iban a volver a ver luego.
Así que luego de dos meses sin verse (un record) se fueron
de vacaciones juntos. Las cosas fueron raras para ella. Por momentos la pasaba
bien, pero por momentos sentía que él no había cambiado nada y la situación
empeoró cuando él la llevo específicamente a la misma playa (habiendo tantas
playas en Mar del Plata) a donde había ido con esa chica con la que
supuestamente no fue (ella sabía que era la misma playa por que la chica subió
fotos). Cuestión que al finalizar las vacaciones ella le dijo que no siguieran,
que dejaran las cosas como estaban, pero no… él insistió en que lo intentaran y
ella ilusionada… ya no sé qué número de error es… le dijo que sí. Volvieron
casi oficialmente, los amigos sabían, las familias sabían, pero ella no podía
subir ningún tipo de foto con él. Para hacerla bien corta ella comenzó a
sospechar que algo raro pasaba y así fue que termino descubriendo que él desde
diciembre del año anterior (cuando le escribía diciendo que él había sido muy
malo con ella) salía con la ex. Sí sí, con la chica que al principio de la
historia la cosa había terminado. Así fue que, gracias a la ayuda de la otra
chica también víctima de sus engaños, desenmascararon a este muchacho. Luego de
audios de Whats app, una conversación de una hora por celular y demás, el
muchacho le dijo frases como “las quiero
a las dos, pero que no sé con quién quedarme”, “quise volver con vos porque sos
mi pareja principal”, “En algún momento me iba a decidir por una, pero viste
que a mi me cuesta cortar”. Ese fue el final de una era en la vida de esta
chica…
Desde que comenzó la historia hasta el final pasaron seis
años y pico en la vida de esta chica. Ahora tiene 27 años y soy yo. Me
encuentro con un mundo nuevo… la soltería otra vez. No me arrepiento de todo lo
que viví, si quizás de haber vuelto con él doscientas millones de veces y no
aprender. Algunas dirán “Pero él te buscaba” Sí, pero no me ponía un arma en la
cabeza para volver. También me arrepiento de haber dejado a mis amigos y a mi
vida de lado porque desde que estuve con él no sólo dejé a mis amigos, sino que
también dejé de escribir, deje de leer, de hacer muchas cosas que me gustaban.
Eso tampoco es culpa de él, yo decidí darle prioridad siempre. Y con todo lo
aprendido pretendo exponer lo difícil que es en esta época de las redes
sociales, de las aplicaciones de citas, del girl power… en la época de los
Millennials ser soltera y encontrar eso que se llama amor. Algo que últimamente
me pregunto si realmente existe y no lo digo por todo lo ocurrido por que fue
sólo un muchacho, sino por las miles de historias que escucho día a día. ¿Será
que nos volvimos escépticos? ¿Será que nos volvimos egoístas? Después de haber
estado tantos años intentando que una relación funcione ¿Qué me espera al
volver a estar soltera?
Espero que me acompañen a buscar estas
respuestas y nuevas preguntas que me surjan. Llevo dos meses de soltera y el
pánico ya se apoderó de mi por todas las cosas que veo, escucho y vivo. Espero
que se identifiquen conmigo y que me ayuden a ver si el amor realmente puede
existir en esta época donde pretendemos todo ya y desde el celular, donde ya no
existe la privacidad, donde la comunicación es constante y donde las
apariencias están de moda y la cursilería es considerada goma. Eso sí… prometo
luego de este post que mi vida será un borrón y cuenta nueva y que lo que pase
de ahora en adelante no tendrá que ver con él, sino con cómo es ser soltera en
la época de los Millennials.